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lunes, 26 de julio de 2010

Evangelio del Día 26/07/2010

Lunes de la XVII Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Mateo 13,31-35.

También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.
En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".
Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa".
Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas,
para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.

COMENTARIO

Jesús nos propone estas dos parábolas, que tienen en común el que de algo pequeño -la semilla de mostaza o un poco de levadura- se obtiene grandes resultados -un gran arbusto, o que fermente toda la masa- y por cierto, grandes beneficios: los pájaros podran cobijarse en sus ramas, o el pan que se produzca de esa masa de harina. Todo esto se parece al Reino de Dios. ¿Por qué?

Sucede con el Reino de Dios que la forma en la que actúa es así: se inicia con algo pequeño, parece incluso insignificante..pero luego se percibe que no ha sido así, que algo ha comenzado a cambiar, nos damos cuenta que va creciendo, que va extendiendo sus raices, que va tomando cuerpo, que va diseminándose por todas partes, por distintos ámbitos de la vida, y que llega a estar presente en la totalidad de lo que somos. Incluso podrán venir otros y alimentarse, podrán venir otros y encontrar consuelo, cobijo.

La Palabra de Dios tiene ese potencial de Vida en nosotros; recibimos la Palabra, o nos abrimos para tener una experiencia de Dios. O podemos ser también nosotros los sembradores, o ser nosotros quienes demos la levadura: un gesto, una palabra, un consejo, un estar simplemente... Y con un poco de cuidado -aquella semilla habrá de regarla y cuidarla; aquel poco de levadura hay que esparcirlo y amasar- veremos que Dios transforma lo pequeño en grande, lo que parece que no cuenta en algo importante... Así es el Reino de Dios, así es la forma en que Dios reina en nuestras vidas.

Sucede como la propia experiencia de amor humano o de amistad que has podido tener. Comienza en un momento, incluso casi imperceptible. Una mirada, un gesto, una palabra, un momento... y poco a poco esa relación se va convirtiendo en algo especial, esa persona que antes era una desconocida, ahora va tomando un lugar especial en nuestra vida, y va tomando nuestro tiempo, y nuestro recuerdo, y nuestras ilusiones y nuestro querer...

Que esa pequeña semilla que el Señor ha sembrado, que esa levadura que Dios ha depositado en tu corazón se transformen y transformen tu vida.

DWV

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