Miércoles de la XV Semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Mateo 11,25-27.
En esa oportunidad, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
COMENTARIO
El texto paralelo de Lucas -en el que se encuentra también estas palabras- introduce las palabras de Jesús de este modo: "En aquel momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo". Y aunque Mateo no lo ha recogido así, entenderemos con más profundidad lo que nos dice Jesús viéndolo desde esta perspectiva.
Es el Espíritu Santo quien mueve a Jesús a alabar al Padre, por ser el creador de todo, por haber tocado los corazones de la gente sencilla que es la que acoge el mensaje de Jesús, que es la que le acoge a él como Señor y Salvador. No así los sabios y prudentes para quienes se les ha ocultado estas cosas, porque su mente se ha cerrado y no se atreven a creer en un Dios que es siempre nuevo. Confían en su sabiduría y en su actuar moral, pero no reconocen a Jesucristo como Camino, Verdad y Vida.
Igualmente es el Espíritu Santo -que es el amor recíproco del Padre hacia el Hijo, y del Hijo al Padre- el que mantiene en comunión y unidad a Jesús con su Padre Dios; y es quien permite conocerlo; no hay forma de conocer a Dios si no es Él mismo actuando en nosotros. Es decir, Dios se revela a los sencillos, y de la misma manera, Él actúa desde el interior de la persona para que le podamos conocer.
San Pablo lo expresará así: "El Espíritu es el que nos permite proclamar 'Abba, Padre'" y "Nadie puede decir 'Jesús es el Señor' si no es movido por el Espíritu Santo"
Jesús se dirige al Padre EN el Espíritu, movido por Él, movido por su deseo de Glorificar al Padre y de esta manera nos va revelando quién es el Espíritu Santo, qué es lo que hace en nuestras vidas.
He encontrado un par de cortas oraciones sobre este pasaje en la BCJ -Biblia Católica para Jóvenes, que las transcribo aquí, para que ores con ellas:
Padre, te alabo y te agradezco con Jesús porque das a conocer tu reino a quienes se abren a tu amor. Abre mi corazón para acoger tu mensaje.
Jesús, te reconozco como el Hijo de Dios, Señor del cielo y la tierra, concédeme participar de tu amor y confianza en el Padre.
DWV
Evangelio según San Mateo 11,25-27.
En esa oportunidad, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
COMENTARIO
El texto paralelo de Lucas -en el que se encuentra también estas palabras- introduce las palabras de Jesús de este modo: "En aquel momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo". Y aunque Mateo no lo ha recogido así, entenderemos con más profundidad lo que nos dice Jesús viéndolo desde esta perspectiva.
Es el Espíritu Santo quien mueve a Jesús a alabar al Padre, por ser el creador de todo, por haber tocado los corazones de la gente sencilla que es la que acoge el mensaje de Jesús, que es la que le acoge a él como Señor y Salvador. No así los sabios y prudentes para quienes se les ha ocultado estas cosas, porque su mente se ha cerrado y no se atreven a creer en un Dios que es siempre nuevo. Confían en su sabiduría y en su actuar moral, pero no reconocen a Jesucristo como Camino, Verdad y Vida.
Igualmente es el Espíritu Santo -que es el amor recíproco del Padre hacia el Hijo, y del Hijo al Padre- el que mantiene en comunión y unidad a Jesús con su Padre Dios; y es quien permite conocerlo; no hay forma de conocer a Dios si no es Él mismo actuando en nosotros. Es decir, Dios se revela a los sencillos, y de la misma manera, Él actúa desde el interior de la persona para que le podamos conocer.
San Pablo lo expresará así: "El Espíritu es el que nos permite proclamar 'Abba, Padre'" y "Nadie puede decir 'Jesús es el Señor' si no es movido por el Espíritu Santo"
Jesús se dirige al Padre EN el Espíritu, movido por Él, movido por su deseo de Glorificar al Padre y de esta manera nos va revelando quién es el Espíritu Santo, qué es lo que hace en nuestras vidas.
He encontrado un par de cortas oraciones sobre este pasaje en la BCJ -Biblia Católica para Jóvenes, que las transcribo aquí, para que ores con ellas:
Padre, te alabo y te agradezco con Jesús porque das a conocer tu reino a quienes se abren a tu amor. Abre mi corazón para acoger tu mensaje.
Jesús, te reconozco como el Hijo de Dios, Señor del cielo y la tierra, concédeme participar de tu amor y confianza en el Padre.
DWV
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