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jueves, 15 de julio de 2010

Evangelio del Día 15/07/2010

Jueves de la XV Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Mateo 11,28-30.

Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".

COMENTARIO

¿Cuándo mejor que ahora estas palabras de Jesús cobran una dimensión de actualidad y de necesidad? Vivimos en un mundo, en una sociedad que toma nuestras fuerzas, nos somete a stress continuo, nos fuerza a ser altamente competitivos y competentes, y a quienes vivimos en grandes ciudades esto nos resulta sumamente familiar. Añadamos a esto las dificultades económicas por las que pasan tantos millones de personas...

Pero las palabras de Jesús no son palabras de fácil consuelo, de adormecimiento ante la realidad, de "opio para el pueblo" como algunos han defendido, sino de ver y descubrir una realidad que trasciende -no que ignora- las realidades terrenas, humanas.

Jesús nos propone primeramente ir hacia él. Implica por tanto no un inmovilismo, no un replegarse en uno mismo, sino lo contrario, salir de uno mismo, mirar hacia Aquel que nos llama, reconocer su persona, su palabra.

Lo segundo que nos dice es que carguemos su yugo. Curiosamente a quienes están cansados y agobiados Jesús les propone que carguen con un yugo, ¿cómo es esto posible? Esto es así, porque "su yugo es suave, y su carga ligera". ¿Cuál es ese yugo, cuál es esa carga? Es un yugo que no es opresión, sino "lazos de ternura" que dice Oseas 11. Es mantenernos unidos a Él, son los lazos de amor que Jesús extiende hacia nosotros. Su carga es ligera, porque el peso mayor lo ha asumido él, en su humanidad, en su divinidad, Hombre-Dios que cargó sobre sí nuestras culpas y pecados, para que podamos caminar ya sin ese peso en nuestras vidas.

Así, podremos experimentar el alivio, el descanso. Cuando el amor lo impregna todo, no hay carga que se haga pesada; no importan las horas, ni los sacrificios, ni los malos ratos, ni los dolores, ni las penurias. El amor nos lleva a una dimensión nueva, donde nos hacemos pacientes y humildes, como Jesús nos invita a ser.

¿No recuerdas cuando te has sentido enamorado/a y sentías que nada era imposible con tal de agradar a tu amor? Pues es lo mismo que Jesús te está diciendo: Estoy Enamorado de ti, por eso te sostendré, mi Amor te sostendrá. No tienes que temer. Atrévete a caminar conmigo, atrévete a unirte conmigo...y descubrirás el alivio y el descanso del Amor.

DWV

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