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sábado, 3 de julio de 2010

Santo Tomás, apóstol - Fiesta

Evangelio según San Juan 20,24-29.

Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré". Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe". Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!". Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".

COMENTARIO

"¡Felices los que creen sin haber visto!" dice Jesús. "La fe viene por el oír" dirá San Pablo "Fides ex auditu". Pero no es un oír cualquiera, es oir la palabra de Cristo (Rom. 10, 17)
Aquí quisiera precisar un poco -en griego es posible decir "palabra" con dos vocablos: uno es "logos" y el otro es "rhema". Logos es la palabra del discurso, mientras que rhema es una palabra que ha resonado interiormente. Como cuando decimos: "He escuchado en mi interior una voz". Es esa palabra que estalla en nuestro interior, es la voz de Dios.
Los discípulos querían transmitirle a Tomás su experiencia de la resurreción, pero Tomás escuchaba la palabra -logos- de sus compañeros, pero no experimentaba la palabra -rhema- de Cristo en él.
Hoy podemos experimentar la resurreción de Jesucristo si nos permitimos que su voz resuene en nuestro interior; si dejamos que su rhema -esa palabra interior- se haga presencia en nosotros. De ahí procede la fe, de creerle a Jesús, de creer en su palabra, de escuchar su palabra.
Hoy no cremos mucho en la palabra -logos- de los demás...no confiamos porque la palabra se ha desvirtuado, porque es una palabra que engaña, que miente, incluso es una palabra que nos violenta, nos hiere, nos daña.

Entra en unclima de oración. Cierra tus ojos y deja que Dios pueda hablarte, permite que su voz resuene en tu interior.

DWV

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