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martes, 7 de diciembre de 2010

Evangelio del Día 07/12/2010

Martes de la II Semana de Adviento

Evangelio según San Mateo 18,12-14.


¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

COMENTARIO

Jesús quiere mostrar la preocupacón que tiene dios por nosotros: nos quiere cerca de Él, nos quiere a su lado; no quiere que se pierda ni uno solo, porque TODOS somos valiosos a sus ojos. Va por la oveja perdida, dejando a las 99.

¿Quién no ha tenido esta experiencia de haberse "extraviado" por otros caminos que no son los de Dios? Pero no siempre hemos estado en la disposición de entender y experimentar esta preocupación de Dios por nosotros. Eso era lo que experimentaban los pobres y los pecadores al escucharle a Jesús: un mensaje inconcebible, algo que nunca se habían podido imaginar: Dios sale a buscarme, soy valioso a sus ojos, se interesa por mi -no hay consideraciones morales que medien: no me busca porque sea yo sea alguien bueno, me busca porque Él me ama.

Si sientes que te has "extraviado" del camino de Dios, no corras, detente. Déjate alcanzar por Dios, déjate alcanzar por su Amor.

DWV

domingo, 5 de diciembre de 2010

Evangelio del Día 05/12/2010

II Domingo de Adviento

Evangelio según San Mateo 3,1-12.

En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: 'Tenemos por padre a Abraham'. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible".

COMENTARIO

En este segundo domingo de Avdiento aparece la figura de Juan el Bautista, que llama al Pueblo a la conversión. El bautismo de Juan no es un acto sin más, costumbre o moda, sino que implica un cambio de vida, un deseo de renovarse -de ahí las palabras fuertes de Juan hacia los fariseos y los saduceos, porque no les ve la disposición al cambio; por tanto, cumplen con un rito que el Pueblo realiza, pero sin la verdadera profundidad.

De todos modos, Juan señala su limitación, él bautiza con agus pero vendrá otro que bautizará en el Espíritu Santo, con un poder superior al de Juan. Ese fuego quemará la paja, limpiará corazones: "He venido a traer fuego, y cuánto quisiera que estuviera ya ardiendo" dirá en su momento Jesús.

Por tanto, el punto inicial es un sincero deseo de conversión -el bautismo de Juan-, pero no basta con eso; tiene que llegar el Bautismo del Espíritu, la animación y presencia en nuestras vidas del propio Espíritu de Dios. Nos limpiaremos para llenarnos de Dios.

¡Ánimo, inicia un camino de conversión, prepara tu camino: quita de él todo lo que te impide ver a Dios, rellena todo vacío para que puedas caminar firmemente, y endereza el camino por el que vas! Así te irás preparando para recibir ese bautismo del Espíritu

DWV

viernes, 3 de diciembre de 2010

Evangelio del Día 03/12/2010

Viernes de la I Semana de Adviento

Evangelio según San Mateo 9,27-31.

Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David". Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor". Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído". Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa". Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.

COMENTARIO

Jesucristo es la Luz del mundo. Una forma de hacer patente esto es devolviendo la vista a los ciegos; así, Él, que es la Luz, saca de las tinieblas a quienes viven en sombras de muerte. Y lo hace Jesús no con una fórmula mágica, no hay "abracadabra" ni varita, ni sombrero. Lo hace TOCANDO, es decir, entrando en contacto con la persona, con su carió, con su ternura, con su caricia.

A los ciegos sólo le hace falta la fe, que es Creer en Jesucristo, creer en su poder, creer en su autoridad. De esa manera, sucederá en la medida de nuestra fe en Él, sucederá del modo en que hemos creído.

Una experiencia transformadora como ésta no puede quedarse silenciada, aunque lo pida así en su momento Jesús; sino que es proclamada para dar Gloria al Dios de la Vida, a Aquél que es la verdadera Luz del mundo.

¡Anímate a creerle a Jesucristo, déjate alcanzar y ser tocado por su misericordia y su Amor. Verás que después de eso, no podrás dejar de alabrar su gran poder y amor por ti!

DWV

jueves, 2 de diciembre de 2010

Evangelio del Día 02/12/2010

Jueves de la I Semana de Adviento

Evangelio según San Mateo 7,21.24-27.

No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".

COMENTARIO

¿Sobre qué queremos edificar nuestra vida de fe? Eso es lo que nos plantea Jesús. Podemos pensar que sólo tenemos que oir -la fe viene del oír, nos dice San Pablo-, pero no es sólo oír, sino que implica ponerlo en práctica lo escuchado, es vivirlo. Si no, estamos construyendo sobre arena.

Construimos nuestra vida de fe cuando, escuchando las palabras de Jesús las ponemos en práctica. Entonces sí construimos sobre roca, sobre la Roca firme que es Jesucristo. Podrán venir dificultades, problemas, "diluvios" de dudas, pero siembre se mantendrá firme nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad, porque al hacer vida las palabras de Jesús nos vamos compenetrando más con Él, nos incorporamos más a Él.

¡Construye sobre roca! ¡Vive tu fe: ama, cree, espera, sé solidario, perdona, ten misericordia, sirve! ¡Dios puede hacer de ti una bella obra de arquitectura!

DWV

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Evangelio del Día 01/12/2010

Miércoles de la I Semana de Adviento

Evangelio según San Mateo 15,29-37.

Desde allí, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino". Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?". Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados". El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.

COMENTARIO

El pueblo de Israel está necesitado: enfermos, empobrecidos, llegan hasta Jesús. Y ÉL con mirada compasiva les cura, calma sus corazones, les devuelve la salud. Están con Él por tres días, es decir, están todo el tiempo que ha hecho falta para poder curarse, sanarse, aliviarse. Han hecho un caminar con Jesús. Ahora están sanos, han recobrado la vista, la esperanza, la fe. Ahora pueden ya caminar, volver al trabjado, volver al hogar, libres, renovados.

Y ahora Jesús quiere involucrar a sus discípulos. De nada vale si hace todo esto y sus discípulos sólo ven desde lejos, no se comprometen... Aunque sea con algo relativamente insignificante: siete panes y algunos peces... pero con eso es suficiente y sobra, lo sabe Jesús. "Si tuvieran fe como un grano de mostaza". Con lo que tienen les sobrará: siete canastas, porque Dios hace que ese pequeño gesto de compasión, de preocupación, de cuidado, de solidaridad dé mucho, mucho fruto.

Han pasado dos mil años, y seguimos pensando como los discípulos: No podemos hacer nada. Da lo que tienes: tu tiempo, tu alegría, tu capacidad, tu sonrisa, tus caricias, tu mirada... De de esos panes que Dios ha permitido que tengas en tu vida, compártelo y verás cómo se multiplica!!!

DWV

lunes, 29 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 29/11/2010

Lunes de la I Semana de Adviento

Evangelio según San Mateo 8,5-11.

Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole": "Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente". Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo". Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace". Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos;

COMENTARIO

Jesús se asombra de la contundencia de la fe del centurión. Cree en Jesús, como aquel que tiene autoridad para hacer lo que le está pidiendo, sabe que básta sólo una orden de su parte para que se realice. Y así es.

Esto hace que Jesús exprese la admiración al no haber encontrado esa fe en nadie en Israel; y de esa manera se abre a otros pueblos el hecho de que puedan descubrir y disfrutar de la Salvación que viene de Dios. Aunque vengan de otras naciones, se sentarán en la mesa junto a otros hombres de de: Abraham, Isaac y Jacob.

Este tiempo de Adviento es un tiempoo para empezar a creer más a Dios, empezar a confiar más en Él, a reconocer su autoridad y su poder. A sentirle como el Dios-con-nosotros.

DWV

domingo, 28 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 28/11/2010

I Domingo de Adviento

Evangelio según San Mateo 24,37-44.

Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

COMENTARIO

¿Qué sucedió en tiempos de Noé? No pudieron entender el camino de Salvación que Dios les mostraba a través de la construcción del Arca. No entendieron el mensaje de Noé, sino que siguieron haciendo su vida normal, hasta que ya fue tarde. De la misma manera, nos dice Jesús, va a ocurrirnos: podermos estar centrados en cosas importantes, pero alejadas de la presencia de Dios. Descuidamos descubrirle, y entonces creemos que Dios no está a nuestro lado, se torna invisible en sus obras.

De ahí que Jesús nos dice que estemos en vela, vigilantes, al paso de Dios en nuestras vidas, no porque nos vaya a ocurrir alguna desgracia, sino al contrario: estar a atentos, porque ÉL, el que viene, es nuestro Salvador, es nuestra felicidad y nuestra alegría. Es como si tuviéramos el boleto de lotería premiado, y simplemente no lo hemos cotejado, no nos enteramos que tenías el premio mayor. Dios está con nosotros, pero para nosotros nos resulta muchas veces imposible verlo.

Preparémonos a su venida, no con miedo, sino con alegría, porque es lo mejor que nos puede pasar, pero debemos dejarlo pasar, sino que lo podamos experimentar, experimentar su luz, su conducción, su fortaleza, su misericordia.

DWV

viernes, 26 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 27/11/2010

Sábado de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 21,34-36.

Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".
COMENTARIO
Hay muchas cosas que pueden hacernos desviar nuestro camino de la senda por la que Dios nos propone caminar, como lo indica Jesucristo: los excesos en nuestra vida -hay tantos!!!!-, la embriaguez -que hay tantas, igualmente, no sólo la que tiene que ver con el alcohol-, e igualmente las preocupaciones de la vida, que son muchas y diversas.
Mantenernos en el camino correcto implica tener una mirada atenta a lo que vivimos cada dñia, pero sin perder de vista el horizonte, nuestro destino, nuestro final y nuestra finalidad en la Vida.
Para eso Jesús nos propone orar incesantemente, es decir, mantenernos en esa comunicación constante e intima con Dios que es quien debe guiar nuestros pasos.
Ánimo y a atrévete a vivir el presente, sin perder de vista lo que dios quiere de ti.
DWV

jueves, 25 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 26/11/2010

Viernes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 21,29-33.

Y Jesús les hizo esta comparación: "Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol. Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca. Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

COMENTARIO

Jesús da cuenta de sus palabras afirmando que se realizarán, que no serán palabras que se las lleve el viento. Importa entonces notar esos "signos de los tiempos", como ocurre con los primeros brotes de la higuera, para saber lo que está por venir. Las cosas no ocurren de la nada, sino que se van gestando, forman parte de un proceso..y para la venida del Reino sucede igual.

Por tanto, hay que confiar que cada generación verá ya esos signos de la presencia de Dios, que ese Reino ya está cerca, que es un reino cercano, que estamos rodeados del reinado de Dios.

¡Señor, que pueda ver los signos de tu presencia y de tu amor en mi vida. Que no esté ciego a tu paso, a tu misericordia!

DWV

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 25/11/2010

Jueves de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 21,20-28.

Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse. ¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".

COMENTARIO

"Tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación". Jesús no viene a traer un mensaje aterrorizador, ni de miedo, sino un mensaje de esperanza, de confianza en Dios. Más allá de los signos del final de los tiempos, que podrían provocar nuestro temor, lo que se resalta es la presencia de Dios: por eso levantamos las cabezas: Para poder ver al Dios de la Victoria, que nos trae la liberación.

Ese es el destino que Dios ha deseado para nosotros: el vernos libres y liberados de toda atadura, para poder vivir en plenitud. Toda la tierra se estremece ante esta presencia grandiosa de Dios, que vela por la salvación de sus hijos. Por eso tenemos que tener ánimo, porque Dios nos alienta en todo momento, en toda ocasión.

Que las dificultades en tu vida no te impidan ver la presencia esperanzadora del Dios de la Vida, y Él te dará la Victoria sobre todas ellas o sobre los problemas que surjan a tu alrededor.

DWV

Evangelio del Día 24/11/2010

Miércoles de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 21,12-19.

Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.

COMENTARIO

Jesús alerta a sus discípulos las dificultades que van a enfrentar; parece que se acaba el mundo, pero no debe preocuparnos en demasía, porque Dios acompaña el caminar del hombre. Es ÉL el defensor, la Sabiduría; de modo que será su propia presencia -la presencia de Dios- la que actuará como proclamadora de la Verdad. San Juan será quien recoja de otro modo estas acciones de Dios y las sistematice en la persona del Espíritu Santo: defensor, intérprete, recordador, verdadero, etc.

La perseverancia, la constancia es la que nos otorgará esa salvación que viene de Dios. Si creemos que Dios nos acompaña -y así, ningún cabello de nuestra cabeza se caerá- podremos ver cómo son de caducas las cosas -la belleza del templo será una belleza pasajera- y también las dificultades. Toda esta realidad será transformada, y los justos -los que hacen la voluntad de Dios- saldrán victoriosos.

Muchas veces podemos caer en la exterioridad de los ritos, en la apreciación excesiva de la belleza material y olvidar este llamado de Jesús a ver lo más importante: el testimonio de fidelidad a Dios. Reconocer que estamos en las manos de Dios, y que tiene nuestros nombres tatuados en ellas.

DWV


martes, 23 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 23/11/2010

Martes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 21,5-11.

Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin". Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.

COMENTARIO

Jesucristo parece contrastar la grandeza del Templo con las dificultades reales que deberán afrontar los discípulos. Contrasta el templo físico con el templo que se forma por los que creen en Jesús. El templo físico se destruirá, pero la comunidad de creyentes permanecerá a pesar de las guerras, revoluciones y desastres que puedan ocurrir.

Es precisamente eso lo que debería admirarnos, la fortaleza que proviene de Dios que hace que permanezcamos unidos, manifestando la fe en un Dios que nos da la esperanza de contar siempre con él. Nos admiramos de la belleza externa de las cosas, y olvidamos esa otra belleza que es la presencia de Dios, su fortaleza, su esperanza en nosotros.

¡Danos, Señor, la capacidad de encontrar en nuestra vida y en las personas que nos rodean esa belleza interior que nos habla de Ti! ¡Haznos contemplar la belleza de esos Templos, que somos nosotros, porque te llevamos dentro!

DWV

lunes, 22 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 22/11/2010


Lunes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 21,1-4.

Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir".

COMENTARIO

Jesucristo ve en el gesto de la viuda un gesto de radicalidad: ella da no lo que le sobra, sino lo que tenía para vivir. ¡Cuántas veces hemos tenido el gesto de dar lo que nos sobra! Pero es posible que hasta el momento nunca hayamos hecho algo en la línea del desprendimiento que nos ejemplariza la viuda.

Son las experiencias límite, las que nos hacen decantarnos por lo que realmente creemos, y nos hace manifestar en quién tenemos verdaderamente fe. Es muy curioso, cuando he acompañado a personas en un camino de crecimiento en la fe, cuando llega el momento en el que eso implica un acto de desprendimiento, de confianza en el que se ve involucrado los bienes materiales -pienso en el hecho de ofrendar o de dar el diezmo- muchos se echan atrás. Y se convierte ese en un punto en el que se tropieza una y otra vez.

Siempre se interpone la lógica siguiente: "Si tuviera mucho dinero, haría esto y lo otro"; pero claro, como no lo tengo, entonces no hago nada. Pero Jesús nos muestra que nisiquiera así, teniendo mucho dinero y dando, se consigue el verdadero desprendimiento. Hay que dar de lo que necesitamos para vivir!!! Sólo así llegamos a confiar en plenitud en Dios.

Atrévete no sólo a creer EN Dios, atrévete a CREERLE a Él.

DWV

domingo, 21 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 21/11/2010


Jesucristo, Rey del Universo - Solemnidad

Evangelio según San Lucas 23,35-43.

El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!". También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!".
Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos".
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo".
Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino".
El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".

COMENTARIO

¿De qué manera Jesucristo es Rey? ¿Qué tipo de Reino es el suyo? El Evangelio de hoy nos descubre en profundidad estas dos pregunatas. Jesucristo es Rey, pero es un rey crucificado; es un rey que comparte suerte con dos malechores; es un rey en la letra "Rey de los judíos" dice el letrero, pero no lo es en sus corazones.

Sin embargo hay quienes le descubren Rey desde esas circunstancias y condiciones, como ese malhechor colgado con Jesús, que reconoce la inocencia y la bondad de aquel que está a su lado, que no ha hecho nada malo y no debería haber recibido esa condena. "Acuérdate de mí" -le pide.

"En verdad, te lo digo -le dice Jesús- hoy estarás conmigo en ese Reino". No hay consideraciones morales, ni se le ha pedido que sea virtuoso, sólo que crea en Jesucristo, que crea que deberá someterse a él, que tiene el poder de hacer entrar a los que desean a disfrutar de la mansión del Padre, porque ÉL es la Puerta.

¿Quieres disfrutar del Reino de Jesús? Acéptalo como tu Señor, sométele a él tu voluntad, tus deseos, tu vida entera. Déka que sea Él quien te guíen en tu actuar, de modo que siempre puedas realizar la voluntad de Dios. Entonces podrás no sólo entrar en su Reino, sino ser parte de Él

DWV

viernes, 19 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 20/11/2010

Sábado de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 20,27-40.

Se le acercaron algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: "Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?". Jesús les respondió: "En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él". Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: "Maestro, has hablado bien". Y ya no se atrevían a preguntarle nada.

COMENTARIO
Nuestro Dios es un Dios de vivos, un Dios de la Vida, no un Dios de muertos. Eso es lo que Jesús quiere decirnos. La confianza en la Resurrección le permite a Jesús ofrecernos esa misma esperanza a nosotros, mediada ya por la propia experiencia de la Resurrección de Jesucristo.

Hay también, en la respuesta de Jesús una crítica al modo en el que se plantea y se vive la unión matrimonial: es vista como la posesión de un objeto. Le preguntan de quién será mujer, ella, como un objeto, posesión de cual de los hermanos será, quién la detentará como posesión suya. En el reino de Dios, es decir, cuando Dios reine, no habrá ya este tipo de posesión, no tendrá sentido la vida sexual orientada a la procreación, como modo de perpetuación de la especie.

Nos propone, por tanto, un modo en el que vivamos esa relación con Dios y con los demás, donde la posesión pierde sentido, donde la mujer no podrá ya seguir siendo tratada como un objeto, y se la disputen como si fuese cualquier otra cosa. En esa plenitud de la dignidad de la persona será en que se comenzará a disfrutar de esa Vida plena, pero que no nos aparta de nuestro compromiso: recordar a Moisés y la experiencia de la zarza, es también recordarnos su misión liberadora, precisamente la que los hijos de Dios, su pueblo, tengan vida.

DWV

Evangelio del Día 19/11/2010

Viernes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 19,45-48.

Y al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones". Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo. Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.

COMENTARIO

Los evangelistas afirman que cuando Jesús hizo referencia a la destrucción del Templo, y que en tres días se volvería a levantar, estaba hablando de Él mismo, de su Resurrección. Esto nos puede ayudar a ver este pasaje como el deseo ardiente de Dios de que saquemos de nuestra vida a todos esos ladrones -porque así se ha convertido nuestro corazón, en una "cueva de ladrones"- que están robándole a Dios el lugar que se merece.

Significa limpiar en nuestra vida todas aquellas conductas que nos llevan a la muerte, a la tristeza y a la falta de esperanza. Es decirle a no a los vicios, que acaban entorpeciendo nuestros proyectos y anhelos que Dios ha puesto en nuestra vida.

Pídele a Jesús que te ayude a hacer esa limpieza de tu Templo, de tu vida, de tu persona, porque eres Templo del Espíritu Santo, como nos lo ha recordado San Pablo.

DWV

lunes, 15 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 18/11/2010

Jueves de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 19,41-44.

Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: "¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios".

COMENTARIO

Reconocer cuándo hemos sido visitados por Dios. Ese es el motivo del llanto de Jesús, porque no reconocieron en él a Dios, porque no reconocieron que eran visitados por Dios. Y la consecuencia de esa falta de reconocimiento es la destrucción, la muerte.

Te invito a tener una mirada atenta a tu vida, a lo que hoy te suceda y que descubras cómo Dios está ahí presente. Que no te pase inadvertida su visita, que lo estés esperando...Él podrá aparecer en las palabras de alguien cercano, en unas palabras que leas en el periódico, en esa música que hoy escucharás por la tarde, en ese rostro de ese nió o ese anciano con el que te toparás por la noche...

Y al final del día, dale gracias a Dios por haberte visitado, y renueva ese compromiso de buscarle al día siguiente, dile "Muéstrame tu rostro, Señor", y entonces, la paz, la bendición y su Misericordia llegará a ti y a los tuyos.

DWV

Evangelio del Día 17/11/2010


Miércoles de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 19,11-28.

Como la gente seguía escuchando, añadió una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro. El les dijo: "Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida. Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: 'Háganlas producir hasta que yo vuelva'. Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir: 'No queremos que este sea nuestro rey'. Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más'. 'Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades'. Llegó el segundo y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más'. A él también le dijo: 'Tú estarás al frente de cinco ciudades'. Llegó el otro y le dijo: 'Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo. Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado'. El le respondió: 'Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigentes, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré, ¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses'. Y dijo a los que estaban allí: 'Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más'. '¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!'. Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene. En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia". Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén.

COMENTARIO

La versión de Lucas de la Parábola de los talentos difiere de la de Mateo, que es más antigua. Aquí se ha mezclado con aquella otra del Rey y sus enemigos, que nos puede hacer perder un poco el mensaje básico de la parábola: Dios ha puesto creatividad a nuestro alcance, y debemos utilizarlo de la mejor manera. Si somos fieles en lo poco, se nos confiará más; pero si no lo hemos sido, se nos quitará lo que hemos recibido.

Comparto lo que dice la Biblia Católica para Jóvenes:

"Mientras sueño con lo que me falta, ignoro los dones que tengo y no los pongo a trabajar. Esta actitud es la del criado ingrato en la parábola de los talentos...Dios nos concedió talentos o destrezas..para usarlos en su servicio y en el de nuestros hermanos.

No ignores o subestimes los dones que Dios te ha regalado, por desear los que no tienes. Agradécele porque te ha bendecido con lo que realmente necesitas, y aprovecha esos talentos para crear un mundo mejor"

Recuerda: si eres fiel en lo poco, él te dará más!!!!

DWV

Evangelio del Día 16/11/2010


Martes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 19,1-10.

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador". Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más". Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".

COMENTARIO

Jesús se convierte en amigo de Zaqueo -sólo los amigos se pueden autoinvitar a la casa de alguien-, y este gesto hace que Zaqueo reconozca sus errores y pecados -no quiere que se hable mal de su buen amigo-. Se ha aprovechado de la gente, les ha robado y exigido más de la cuenta. Por eso, la Salvación llega a la casa del pequeño Zaqueo, que no ha dudado en hacer el ridículo con tal de ver a Jesús.

Aunque no nos demos cuenta, el signo de la amistad puede convertirse en vehículo de salvación. Pero no esos amiguetes que se juntan para hacer destrozos de su vida, o de las otras; sino de aquellos a los que comenzamos a importarles, y se dan cuenta que ser amigo implica no hacerle daño.

Fíjate en tua amigos y amigas, ¿cuántos de ellos estarían dispuestos a no dejar que tu nombre esté de boca en boca por las actitudes de ellos? Ese es un buen punto para reconocer a un buen amigo, a aquel no quiere hacerte daño, o que los otros lo hagan. Aquel que está dispuesto a cambiar, por mantener tu amistad. Como lo hizo Zaqueo con Jesús. ¡Dale Gracias a Dios por esos buenos amigos, que cuidan de ti y te respetan!

DWV

domingo, 14 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 15/11/2010


Lunes de la XXXIIIa Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 18,35-43.

Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. El ciego se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!". Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!". Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". "Señor, que yo vea otra vez". Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado". En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.

COMENTARIO

Podemos contrastar en este pasaje la situación inicial del personaje que se encuentra con Jesús y la situación posterior al encuentro; veremos lo siguiente: al borde del camino/siguiendo a Jesús; pidiendo limosna/glorificando a Dios; ciego/con vista; motivo de molestia para la gente/motivo de alabanza a Dios por parte del Pueblo.

Jesús transforma nuestras vidas, él es el CAMINO, la VERDAD, la VIDA, la LUZ. El ciego demostró su fe aferrándose a Jesús a pesar de la gente que quería que dejara de buscarlo, de proclamarlo; y en ese encuentro personal y decisivo sabe que no es una limosna lo que debe pedirle a Jesús, sino lo que está más allá del poder de cualquier hombre: recuperar la vista.

Nos ocurre que con Dios tenemos una relación de mendicidad, le pedimos limosna, no nos atrevemos ni creemos que pueda y que quiera darnos más. ¡Sal del camino de la ceguera, del estancamiento, de la limosna! ¡Atrévete a acercarte a Jesús, atrévete a proclamarlo, y pedir luz en tu Vida! ¡Así estarás Glorificando a Dios con todo tu ser!

DWV

sábado, 13 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 14/11/21010


XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Lucas 21,5-19.


Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin". Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo. Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.


COMENTARIO


Jesús alerta a sus discípulos las dificultades que van a enfrentar; parece que se acaba el mundo, pero no debe preocuparnos en demasía, porque Dios acompaña el caminar del hombre. Es ÉL el defensor, la Sabiduría; de modo que será su propia presencia -la presencia de Dios- la que actuará como proclamadora de la Verdad. San Juan será quien recoja de otro modo estas acciones de Dios y las sistematice en la persona del Espíritu Santo: defensor, intérprete, recordador, verdadero, etc.


La perseverancia, la constancia es la que nos otorgará esa salvación que viene de Dios. Si creemos que Dios nos acompaña -y así, ningún cabello de nuestra cabeza se caerá- podremos ver cómo son de caducas las cosas -la belleza del templo será una belleza pasajera- y también las dificultades. Toda esta realidad será transformada, y los justos -los que hacen la voluntad de Dios- saldrán victoriosos.


Muchas veces podemos caer en la exterioridad de los ritos, en la apreciación excesiva de la belleza material y olvidar este llamado de Jesús a ver lo más importante: el testimonio de fidelidad a Dios. Reconocer que estamos en las manos de Dios, y que tiene nuestros nombres tatuados en ellas.


DWV

Evangelio del Día 13/11/2010


Sábado de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Lucas 18,1-8.


Después Jesús les enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse: "En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: 'Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario'. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme'". Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".


COMENTARIO


"¿Encontrará fe sobre la tierra?" se pregunta Jesús. Por un lado, se ve la confianza de aquel que ora, que cree en que su oración será escuchada; y por otro lado, está la perseverancia en esa súplica, en esa oración. A veces podemos inclinarnos sólo en uno de esos polos: creemos que sólo basta con orar, con dirigir nuestra mirada a Dios, y no hacemos nada más. Otras, pensamos que sólo nosotros tenemos que hacer las cosas, y nos limitamos a hacer lo que creemos que podemos y nada más.


Lo maravilloso de la oración con fe es que nos permite lograr lo que nuestros esfuerzos por sí mismos no bastan, pero no sin nuestro esfuerzo, sin nuestra perseverancia. ¿Encontrará hoy Jesús esta fe, que mueve montañas, que cree en las maravillas que Dios puede obrar, o encontrará la fe achatada del hombre que cree sólo en lo que puede lograr por sus propia cuenta; o en aquellos que tienen fe pero sin obras, sin compromiso, sin perseverancia....?


Sé perseverante en la oración, busca un momento del día para dedicarlo a alabar y bendecir a Dios, para meditar su Palabra, para hacer ese silencio interior que nos abre a la escucha de la voluntad de Dios. Ensancha tu corazón para que puedas recibir las maravillas que Dios te quiere regalar.


DWV

jueves, 11 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 12/11/2010


Viernes de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Lucas 17,26-37.


En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos. Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre. En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará. Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada". Entonces le preguntaron: "¿Dónde sucederá esto, Señor?". Jesús les respondió: "Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres".


COMENTARIO


Podemos leer este pasaje del Evangelio de Lucas a la luz de la situación de las primeras comunidades cristianas que sufrieron persecusiones y vivieron las amenazas constantes de sufrir la misma suerte que Jesús, es decir, la muerte. Por eso, esta insistencia en estar preparados, en si se está en la azotea, no bajar por las cosas; o si se está en el campo, no retornar. Serán llevados -hombres y mujeres por igual- como lo fue Jesús, por la noche.


La suerte del discípulo no es distinta de la del Maestro; las consecuencias prácticas de una vida cristiana no diferirán mucho de la propia historia de Jesús. Pero esto no debe atemorizarnos, dice Él, porque quien pierda su vida por ÉL la conservará. Porque es ÉL quien da sentido a la Vida, incluidas las persecusiones, dificultades, obstáculos que puedan presentarse.


La referencia primera a Noe y al Diluvio podrían causarnos temor, y, sin duda, algunos podrán ver en este pasaje un tono apocalítico. Pero la referencia a Noe -e incluso la de Sodoma- es la obra salvadora de Dios; Dios salvará a los justos, por pocos que sean -sólo Lot o la familia de Noe-. Es un llamado entonces a la confianza en que Dios nos envía la Salvación -ahora de forma definitiva por medio de Jesucristo- pero no debemos hacer oídos sordos a su voz.


DWV

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 11/11/2010

Jueves de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 17,20-25.

Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: "El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: 'Está aquí' o 'Está allí'. Porque el Reino de Dios está entre ustedes". Jesús dijo después a sus discípulos: "Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: 'Está aquí' o 'Está allí', pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día. Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.

COMENTARIO

¿Cuándo llegará el Reino de Dios? Los fariseos hacen esta pregunta a Jesús, pero ellos piensan en una restauración política de Israel, volver a ser ese Reino del tiempo de David y Salomón, y vencer la dominación que los romanos ejercían en ese momento histórico. Pero no es de eso que Jesús está hablando. No es un Reino que tenga su una materialización en un lugar concreto, ostensible, sino que el Reino de Dios está ya entre nosotros. ¿Qué puede significar esto? Está en medio de nosotros, porque Dios reina en la vida de las personas que lo aceptan y creen en Él.

Los apóstoles viven una experiencia privilegiada de esa manifestación del Reino: Jesucristo, el Dios-con-nosotros, es quien manifiesta la realidad del Reino de Dios, su verdad, su justicia. Dios en medio de los pobres, camiando con ellos, transformando su realidad, devolviendo la salud, la dignidad, la esperanza, la fe. Muchos hubiéramos querido ver "un sólo día" como dice Jesús, pero no es posible. De ahí también la importancia y el valor del testimonio apostólico.

Sin embargo, Dios puede hacerte experimentar su presencia, de un modo similar a como los discípulos experimentaron la Resurrección de Jesucristo. Jesucristo vive, y quiere reinar en tu vida, porque para eso vino al mundo, como él mismo lo ha dicho, Él ha venido a ser Rey, de un Reino que no es de este mundo, o mejor, de un Reino que no se limita a este mundo, sino que lo trasciende, lo supera.

DWV

Evangelio del Día 10/11/2010


Miércoles de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario


Evangelio según San Lucas 17,11-19.


Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".


COMENTARIO


Jesús quiere que nos demos cuenta de la importancia del agradecimiento, de manifestar interior y exteriormente nuestro reconocimiento ante la obra que Dios hace en nosotros. Esto es la Alabanza. Como gusta decir el P. Canatalamessa, siguiendo a San Pablo en su Carta a los Romanos, lo contrario al pecado no es la virtud, sino la alabanza. Si la impiedad es no reconocer la obra de Dios, lo contrario es la alabanza, que es el reconocer la obra de Dios. De ahí que el Evangelio subraye que el leproso curado "alababa a Dios en voz alta".


Pensamos muchas veces que no es propio hacer eso, que nuestro agradecimiento a Dios debe hacerse en secreto, de forma reservada...pero olvidamos que de esta manera no se pone de manifiesto que DIOS debe ser ALABADO. Y lo que buscamos es la Gloria de Dios, y no la nuestra. Por eso, no debemos temer de levantar nuestra voz para proclamar las maravillas de Dios. ¡Con cuánta facilidad levantamos la voz para gritar a otra persona, para proferir palabras ofensivas! ¡Gritamos cuando deberíamos callar, y callamos cuando deberíamos gritar!


Los Salmos son bellos ejemplos de esta proclamación, de esta alabanza que le tributan a Dios no sólo los humanos, sino toda la creación, como bien nos lo volvió a recordar nuestro Santo de Asís. ¡Alábale a Dios, grita jubiloso porque es eterna su Misericordia!


DWV

lunes, 8 de noviembre de 2010

Evangelio del Día 09/11/2010


La Dedicación de la Basílica de Letrán (Catedral del Papa)

Evangelio según San Juan 2,13-22.

Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio". Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá. Entonces los judíos le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar". Los judíos le dijeron: "Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?". Pero él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.

COMENTARIO

Jesús es el nuevo Templo, el lugar donde habita el Espíritu de Dios, el lugar de encuentro con Dios. San Pablo mantendrá ese palalelismo al llamarnos "Templos del Espíritu Santo", en referencia a nuestros cuerpos. Adorar a Dios, por tanto, en Espíritu y en verdad, como le decía Jesús a la Samaritana, es reconocer esta dimensión espiritual de nuestro cuerpo, no necesitamos de una presencia física de un templo para adorarle y darle culto, porque esa asoración y culto la hacemos EN nosotros mismos.

Sin embargo, la edificación física de templos, dedicados al culto, como en la fiesta de hoy, nos recuerda también el carácter comunitario de nuestra adoración y culto a Dios. Ese espacio común que nos permite orar juntos, cantar las alabanzas al Dios de la Vida, participar de la escucha de su Palabra y su instrucción, del mismo modo que recibir la mayor parte de los sacramentos, esos signos de amor que derraman la Gracia de Dios.

¡Ven, Espíritu Santo! ¡Ven a habitar en este cuerpo que necesita de ti, ven y haz tu morada en mí, embellece este Templo para que luzca radiante, como novia que se adorna en la presencia del Amado!

DWV

Evangelio del Día 08/11/2010


Lunes de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas 17,1-6.

Después dijo a sus discípulos: "Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: 'Me arrepiento', perdónalo". Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería.

COMENTARIO

¡Cuántas cosas dejamos de hacer por FALTA de FE! Decimos: "No, eso no va a funcionar"; "No, nadie va a querer hacer esto"; "No, esto no es posible, si no, alguien lo hubiera hecho ya", y mil y mil escusas para no creer en que es posible hacerlo. "¿Podré perdonar a mi hermano, incluso si siete veces me ofende, pero luego viene arrepentido?" "Necesitaría una FE INMENSA para poder hacerlo"-debieron pensar los discípulos. Por eso quizás le dijeron a Jesús: "auméntanos la fe", para no escandalizar a nadie por nuestra falta de perdón.

Sin embargo, Jesús les dice que NO, basta con que tuvieran una pizca de FE y serían capaces de cosas inimaginables. "Si fueras capáz de mostrarte con esa misericordia, YO TE DIGO -diría Jesús- que el mal que hay en el corazón de esa persona, sería arrancado de raíz, y tu capacidad de perdonar le ofrecería un camino nuevo, no el de la violencia o el resentimiento, no el del "ojo por ojo, y diente por diente", sino el de la otra mejilla, el de decirle: "Yo SÉ que tú eres más que eso, que DIOS te ha formado, que él ha puesto gracias y dones, y bondad en tu corazón. Y porque he recibido ese regalo de SU AMOR, puedo hacer lo que otros no pueden, puedo yo también perdonarte, no sólo siete, sino setenta veces siete"

¡Cuántos no hemos caído desarmados ante la Misericordia de Dios, ante su perdón, ante las pruebas evidentes de su Amor! Si tú lo has experimentado, sabes bien que eso es así. Si aún no has experimentado la Gracia y el Amor de Dios en tu vida, dile simplemente a Él: "Señor, Jesús, tú entregaste tu vida por mí, por Amor, permíteme conocerte, amarte, servirte; por eso te abro las puertas de mi corazón para que puedas entrar en él, te recibi como mi Señor, para poder experimentar tu Gracia por toda la Eternidad. Amén".