Jesús se convierte en amigo de Zaqueo -sólo los amigos se pueden autoinvitar a la casa de alguien-, y este gesto hace que Zaqueo reconozca sus errores y pecados -no quiere que se hable mal de su buen amigo-. Se ha aprovechado de la gente, les ha robado y exigido más de la cuenta. Por eso, la Salvación llega a la casa del pequeño Zaqueo, que no ha dudado en hacer el ridículo con tal de ver a Jesús.
Aunque no nos demos cuenta, el signo de la amistad puede convertirse en vehículo de salvación. Pero no esos amiguetes que se juntan para hacer destrozos de su vida, o de las otras; sino de aquellos a los que comenzamos a importarles, y se dan cuenta que ser amigo implica no hacerle daño.
Fíjate en tua amigos y amigas, ¿cuántos de ellos estarían dispuestos a no dejar que tu nombre esté de boca en boca por las actitudes de ellos? Ese es un buen punto para reconocer a un buen amigo, a aquel no quiere hacerte daño, o que los otros lo hagan. Aquel que está dispuesto a cambiar, por mantener tu amistad. Como lo hizo Zaqueo con Jesús. ¡Dale Gracias a Dios por esos buenos amigos, que cuidan de ti y te respetan!
DWV
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