Jueves de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Lucas 15,1-10.
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola:
"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría,
y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".
Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".
COMENTARIO
Supongo que a muchos nos ha pasado que, al iniciarnos en estos nuevos medios de comunicación -como mandar un mail, o escribir en un procesador de textos, o hacer las cuentas en una hoja de cálculo, etc.-, nos hemos topado con la ingrata experiencia que, después de mucho esfuerzo, sin saber casi cómo, todo el trabajo se ha perdido, se ha borrado, lo eliminamos. Hace poco, me pasó con unas fotos que había "cortado" para "pegarlas" en otra carpeta. Al final, por algún problema en el proceso, me quedé sin ellas. Ya las daba por perdidas, pero encontré, buscando en la red, un programa que ayudaba a recuperar las imágenes de una tarjeta de memoria. ¡Qué alegría poder recobrar esas fotos -ya que los instantes no se vuelven a vivir- y tener ahora bien guardados y con "back up" los recuerdos que quería precisamente conservar! Y se lo cuentas a los amigos, y se alegran contigo...
Algo de esa experiencia -de alegría de recuperar lo perdido, de comunicar la gran noticia de su recuperción- es lo que ocurre, nos dice Jesús, en el corazón amoroso del Padre, cuando un solo pecador se convierte. Lo que le interesa transmitir a Jesús es esa voluntad indoblegable de Dios Padre de amarnos sobre todo, de mostrar que su misericordia y su bondad son eternas. Así como nos sentimos aliviados cuando recuperamos algo, así también se alivia el corazón de Dios con nuestro regreso, con nuestra mirada que quiere alcanzar la suya.
¿Por qué no empeñarnos en que otros tengan esa misma experiencia de sentirse amados por Dios? ¿Por qué no seguir trayéndole alegría a Dios, a través de aquel que escuche su Palabra y se convierta de sus acciones equivocadas? Tú puedes ser uno de aquellos que HOY le llenan de alegría el corazón de Dios.
Evangelio según San Lucas 15,1-10.
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola:
"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría,
y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".
Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".
COMENTARIO
Supongo que a muchos nos ha pasado que, al iniciarnos en estos nuevos medios de comunicación -como mandar un mail, o escribir en un procesador de textos, o hacer las cuentas en una hoja de cálculo, etc.-, nos hemos topado con la ingrata experiencia que, después de mucho esfuerzo, sin saber casi cómo, todo el trabajo se ha perdido, se ha borrado, lo eliminamos. Hace poco, me pasó con unas fotos que había "cortado" para "pegarlas" en otra carpeta. Al final, por algún problema en el proceso, me quedé sin ellas. Ya las daba por perdidas, pero encontré, buscando en la red, un programa que ayudaba a recuperar las imágenes de una tarjeta de memoria. ¡Qué alegría poder recobrar esas fotos -ya que los instantes no se vuelven a vivir- y tener ahora bien guardados y con "back up" los recuerdos que quería precisamente conservar! Y se lo cuentas a los amigos, y se alegran contigo...
Algo de esa experiencia -de alegría de recuperar lo perdido, de comunicar la gran noticia de su recuperción- es lo que ocurre, nos dice Jesús, en el corazón amoroso del Padre, cuando un solo pecador se convierte. Lo que le interesa transmitir a Jesús es esa voluntad indoblegable de Dios Padre de amarnos sobre todo, de mostrar que su misericordia y su bondad son eternas. Así como nos sentimos aliviados cuando recuperamos algo, así también se alivia el corazón de Dios con nuestro regreso, con nuestra mirada que quiere alcanzar la suya.
¿Por qué no empeñarnos en que otros tengan esa misma experiencia de sentirse amados por Dios? ¿Por qué no seguir trayéndole alegría a Dios, a través de aquel que escuche su Palabra y se convierta de sus acciones equivocadas? Tú puedes ser uno de aquellos que HOY le llenan de alegría el corazón de Dios.
DWV
El hecho de perder algo que consideramos valioso, provoca una "conmoción" en nuestro estado de ánimo, nos sentimos perturbados y en ocasiones perturbamos todo cuanto nos rodea. (me pasó con la pérdida de mi documento de identidad ).
ResponderEliminarMe atrae la historia de la mujer que busca con diligencia la moneda de plata, hasta encontrarla. ...luego sabemos de su alegría compartida con otras personas.
La moneda encontrada, le ha traído a la mujer, mayor alegría que las otras nueve que nunca se le perdieron. -una moneda es un objeto inanimado, a la cual se le podría comparar con la condición "sin vida" del pecador-.
Así es con Dios; el pecador que confiesa su condición de perdido, da gozo al corazón de Dios.
De manera personal puedo decir que, esta situación de arrepentimiento y regreso al Padre, es recurrente en mi vida y, sé que lo seguirá siendo. Mi condición humana, me hace extremadamente vulnerable al pecado pero, guardo el gozo y la confianza plena en que ..Este Padre Nuestro que es Amor y Misericordía, me esperará siempre con los brazos abiertos.
Siempre recuerdo la emoción de una mujer cuando le confesaba, y le decía que Dios ha abierto una puerta para que entremos, y que cuando pecamos -ella se apresuró a decir: "Dios cierra la puerta"-, "No, le respondí. Dios ya no puede cerrar su puerta, porque Jesucristo la ha abierto para siempre. Lo que ocurre con el pecado es que nos hace mirar a otros lados, menos a esa puerta que siempre está abierta".
ResponderEliminarEsa imagen de la puerta abierta le abrió el corazón a esa pobre mujer, pues pudo entender por fin, lo que significa la Misericordia de Dios. Gracias Lula, por tu comentario.
DWV